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Toxina Botulínica

 

Originalmente, la toxina botulínica es producida en la naturaleza por una bacteria (C. botulinum). Esta toxina tiene la capacidad de bloquear el estímulo proveniente de los nervios hacia los músculos y así evita su contracción.

El conocimiento de su mecanismo de acción y el desarrollo de la tecnología necesaria para producir la toxina de forma artificial, llevó años después a plantear su utilización (en muy pequeñas cantidades) en músculos específicos. De esta manera, en los 80's se comenzó por tratar los músculos oculares para corregir el estrabismo y el blefaroespasmo. Casi diez años después, la toxina empezó a ser utilizada con fines estéticos con ciertos músculos de la expresión facial que provocaban la formación de arrugas.

La toxina botulínica también ha tenido una aplicación importante en el manejo de la sudoración excesiva (hiperhidrosis) que se presenta en áreas delimitadas del cuerpo, ya que interrumpe el estímulo anormal hacia las glándulas sudoríparas por parte de las terminaciones nerviosas del sistema autónomo.

En el campo estético, las indicaciones se han diversificado y lo que empezó siendo un tratamiento para las arrugas del entrecejo ahora tiene muchos más usos para el resto de la cara y el cuello. Es importante que la aplicación sea realizada por un especialista con los conocimientos y el entrenamiento requeridos, ya que al encontrarse los músculos de la cara muy cercanos unos de otros, una aplicación inadecuada en dosis o en localización puede tener resultados adversos.

Cejas

La posición de la cola de la ceja desciende con el paso de los años y da una apariencia cansada o triste. Una aplicación correcta de toxina botulínica en esta región puede lograr una elevación de la cola de la ceja con una mejoría estética notoria.

Patas de gallo

Las arrugas que se forman a los lados de los ojos causadas por la contracción del músculo orbicular pueden desaparecer o ser atenuadas mediante la aplicación de toxina botulínica.

Entrecejo

Las líneas de expresión del entrecejo pueden desaparecer o atenuarse con la aplicación de toxina en los músculos corrugadores.

Líneas de expresión de la frente

Si se paraliza selectivamente ciertas áreas del músculo frontal, se logra un efecto rejuvenecedor al desaparecer o atenuar las líneas de expresión de esta zona que pueden ser muy notorias.

Punta nasal

Algunos pacientes presentan un descenso de la punta de la nariz como consecuencia de la acción de un músculo que la jala hacia el labio. Si es el caso, el tratamiento con toxina botulínica da un efecto de elevación de la punta que es más estético.
 

Párpado inferior

Ciertos pacientes jóvenes parecen tener unas pequeñas bolsas por debajo de los ojos. Algunas veces esto no es más que una porción de músculo orbicular aumentada en su grosor. La aplicación de toxina botulínica en estos casos puede disminuír este grosor dando un aspecto más fresco a los ojos.

Corrección de sonrisa gingival y tratamiendo de pliegue nasolabial

En pacientes muy bien seleccionados, puede ser posible corregir la sonrisa gingival (cuando se descubre la encía superior al sonreír) y atenuar el pliegue nasolabial que se les forma desde muy temprana edad.
 

Lineas de expresión nasales

La aplicación en los músculos de la región del dorso nasal evita la formación de líneas de expresión en esa zona que generalmente son asimétricas y no estéticas.
 

Mentón

En pacientes bien seleccionados, se pueden desaparecer o atenuar la presencia de pliegues y hendiduras en el mentón originados por una contracción excesiva de los músculos de esa región.
 

Músculo masetero

El músculo masetero esta localizado a los lados de la cara y participa en la masticación. Cuando está contraído persistentemente, aumenta su grosor y da a la cara una forma cuadrada. La aplicación de toxina botulínica en los pacientes que presentan esta condición puede dar un aspecto más estético al rostro.
 
 
La aplicación de toxina botulínica puede ser llevada a cabo en un consultorio y no debe tomar más de unos minutos. Se puede utilizar hielo o anestesia en crema para disminuir la sensibilidad de las áreas a tratar pero la aplicación también es muy bien tolerada si se realiza sin anestesia alguna.
 
Se recomienda no estar previamente bajo tratamiento con anticoagulantes para evitar la formación de hematomas. Después de la aplicación es importante no recostarse sobre la cara por un periodo mínimo de cuatro horas para no propiciar que la toxina aplicada se vaya a regiones vecinas.
 
La acción de la toxina no es inmediata sino  que comienza a presentarse gradualmente al cabo de tres o cuatro días. El efecto máximo de relajación del músculo tratado se logra entre los siete y los diez días después de su aplicación. A partir de entonces las líneas de expresión empiezan a atenuarse y, dependiendo de su profundidad, pueden desaparecer por completo o parcialmente. Si las arrugas son muy profundas, pueden requerir el tratamiento con un relleno.
 
La relajación muscular obtenida tiene una duración variable de persona a persona pero en promedio es de tres a cuatro meses. Al paso de este tiempo, los músculos recobran gradualmente su movilidad y las líneas de expresión comienzan a aparecer también de manera gradual hasta llegar finalmente al estado en el que se encontraban en un inicio.
 
 

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